Petición
a quienes supervisan la Educación
Me dirijo a todos mis amigos de la
Juventud, a quienes suplico ser compasivos ante mi infortunado destino, de modo
que pueda hacer a un lado los perjuicios de que he sido objeto. Somos hermanas
gemelas, igual que los ojos del ser humano, no habría mayor semejanza ni seríamos
capaces de estar en mejores términos si no fuera por la parcialidad de nuestros
padres, quienes han hecho la más injuriosa diferencia entre ambas.
Desde la infancia, he sido inducida a considerar que mi hermana tiene un
nivel más alto de educación. He crecido con el sufrimiento de no ser tomada en
cuenta, mientras que a ella nada le era
negado para su instrucción. Tuvo maestros para enseñarla a escribir, dibujar,
ejecutar música y otros logros pero, si
por casualidad yo tocaba un lápiz o una aguja, era reprendida y, en más de una
ocasión, golpeada por ser torpe y desear ser agraciada.
Deberían nuestros padres arrepentirse por haber hecho una diferencia
excesiva entre hermanas tan perfectamente iguales? Es
una lástima que tenga que sucumbir ante tal congoja, pues no estuvo en mi poder
ni siquiera garabatear una súplica para pedir alivio…
Pido al lector sensibilizar a mis
progenitores sobre la injusticia debida a su cariño parcial y de la necesidad
para que distribuyan su cuidado y afecto entre sus dos hijas por igual.
Quedo con profundo respeto, su
obediente servidora.
La mano izquierda.
Benjamín Franklin
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