martes, 10 de enero de 2017

Petición a quienes supervisan la Educación

Me dirijo a todos mis amigos de la Juventud, a quienes suplico ser compasivos ante mi infortunado destino, de modo que pueda hacer a un lado los perjuicios de que he sido objeto. Somos hermanas gemelas, igual que los ojos del ser humano, no habría mayor semejanza ni seríamos capaces de estar en mejores términos si no fuera por la parcialidad de nuestros padres, quienes han hecho la más injuriosa diferencia entre ambas.
  Desde la infancia, he sido inducida a considerar que mi hermana tiene un nivel más alto de educación. He crecido con el sufrimiento de no ser tomada en cuenta, mientras que  a ella nada le era negado para su instrucción. Tuvo maestros para enseñarla a escribir, dibujar, ejecutar música y  otros logros pero, si por casualidad yo tocaba un lápiz o una aguja, era reprendida y, en más de una ocasión, golpeada por ser torpe y desear ser agraciada.
  Deberían nuestros padres arrepentirse por haber hecho una diferencia excesiva entre hermanas tan perfectamente iguales?    Es una lástima que tenga que sucumbir ante tal congoja, pues no estuvo en mi poder ni siquiera garabatear una súplica para pedir alivio…
Pido al lector sensibilizar a mis progenitores sobre la injusticia debida a su cariño parcial y de la necesidad para que distribuyan su cuidado y afecto entre sus dos hijas por igual.
Quedo con profundo respeto, su obediente servidora.
                                                                

                                                                 La mano izquierda.

                                                                Benjamín Franklin

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